Las castañas asadas se conocen como calbotes en el Valle del Ambroz. Cada año,como parte de las actividades de la Fiesta del Otoño Mágico en la comarca, los colectivos del pueblo de Abadía se vuelcan para asar calbotes y ofrecerlos a cientos de personas

 

que disfrutan de este día de convivencia en el merendero de Abadía junto al río Ambroz (en verano, piscina natural). Esta tarde, hemos tenido oprotunidad de ir a conocer personalmente esta entrañable fiesta, en la que hemos encontrado a muchas familias y amigos reunidos para disfrutar las castañitas asadas, los higos pasos y el ponche que se repartía gratuitamente y que nosotros también pudimos probar mientras veíamos un precioso espectáculo en directo de baile y música folklórica extremeña. Tras la Calbotá, el Show Mágico Cessart entretuvo a grandes y pequeños que, sin duda, también pasaron un buen rato jugando en el parque y corriendo por el césped del merendero de Abadía.

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Además de su enorme belleza paisajística natural, existen algunos monumentos históricos en este poblado dignos de destacar. Aunque los orígenes de Abadía son aún inciertos, los restos arqueológicos más antiguos del pueblo pertenecen a lo que probablemente fue una villa romana vinculada a la ciudad de Cáparra. Con posterioridad, los musulmanes se asentaron en el lugar, construyendo una fortaleza que se ha ido modificando con el paso del tiempo. Esto y el resto de las tierras quizás fueron donadas a la Orden del Temple.

Con la llegada de D. Fernando, el primer Conde de Alba de Tormes en el año 1444,se amplió y adecentó esta fortaleza convirtiéndose en el hoy conocido como Palacio de Sotofermoso. El recinto fue destinado a otros usos, como residencia de recreo que, en alguna ocasión habría de hospedar a personajes tan prominentes como los Reyes Católicos, Juana “La Loca”, o Felipe II. En el siglo XVI, se construyeron unos jardines manieristas excepcionales junto al Palacio por orden de D. Fernando Álvarez de Toledo, “el Gran Duque de Alba”. Este espacio paisajístico fue diseñado por un arquitecto italiano y decorado con numerosísimas fuentes y estatuas.

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En la historia de Abadía encontramos, también, la construcción del Convento de la Bien Parada en el S. XVII. Por el edificio pasaron varias congregaciones de frailes, destacando el hecho de que en sus instalaciones se impartiesen estudios de artes y teología. Este conjunto histórico-artístico, que debió ser una magnífica obra de arquitectura conventual, conserva su fachada barroca y la arquería inferior del claustro como principales atractivos, pero su estado de conservación es ruinoso, pendiente de ser rehabilitado por la Junta de Extremadura.