Invitados por unos amigos del pueblo, de noche y en fiesta, penetramos ayer por primera vez en Cabezuela del Valle. Entre risas, copas y dulces típicos, familiares y amigos de la infancia se reencontraron anoche para celebrar una vez más la Fiesta del Judas,

el acontecimiento más importante dentro de las tradicionales fiestas de Semana Santa en el Valle del Jerte.

Judas

Sorprendidos por la hermosura de sus calles y de las balconadas típicas de madera sujetadas por altos soportales que se muestran magníficas aun en la penumbra de la noche, formamos parte del río de gente que nos condujo a la plaza del pueblo, donde pudimos contemplar su tradicional procesión del Santo Encuentro, un acto alegre en el que se representa a la virgen María frente a Jesús resucitado y se les devuelve después velozmente a la iglesia, otrora sinagoga de los hebreos.

A continuación, subimos paseando entre cerezos de blancura deslumbrante hasta un mirador para ver bien la quema del Judas, que tiene lugar a orillas del río Jerte, un espectáculo pirotécnico por el que miles de personas se acercan a la localidad en este día. El Judas es un monigote de tamaño algo más grande que un hombre, hecho de tela y zapatos vieacuri, relleno de paja, pólvora y petardos, y con una cabeza de cartón donde va pintado el pelo y la barba negra, que se quema a las 12:00 en punto de la madrugada cada Sábado de Gloria, transformándolo en un gran volcán de colores, silbidos y humo que gusta tanto a niños como a adultos. A partir de ahí, todo es música, baile y fiesta que muchos prolongan hasta que sale el sol…

encuentro

Lo que continúa siendo un misterio, es el origen de la cancioncilla que se le canta al Judas antes de quemarlo, durante la mañana del sábado, mientras se le pasea por las calles del pueblo:

“Judas Iscariote
Mató a su padre
Con un garrote
Y a su madre con una espada.
Calle usted, padre,
Calle usted, madre,
Que no ha sido nada
.”